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miércoles, 1 de mayo de 2024

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Bonachera - Roscos de Loja

Suerte dispar para las Hermandades y Cofradías en los días grandes de la Semana Santa de Loja

Mientras que el Miércoles Santo, Viernes Santo mañana y Resucitado se suspendieron por la lluvia, el Jueves Santo y el Entierro de Cristo se desarrollaron con cambio de recorrido y prisas en el encierro 

Las Tres Hermandades Del Viernes Santo Por La Mañana No Pudieron Desfilar. Foto: C. Molina

Definitivamente, ha sido una Semana Santa pasada por agua. Solo el Viernes de Dolores se pudo desarrollar en plenitud y sin cambios debidos a la climatología. De las 10 estaciones de penitencia, seis han podido salir de sus templos. De ellas, cinco tuvieron que alterar su recorrido u horario para superar la aparición de la lluvia.  

La perspectiva vivida el Martes Santo se mantuvo para el resto de semana, inestabilidad en los cielos con la llegada de frentes provocados por una DANA poco controlable. Así, la idea de vivir la estación de penitencia más larga de la Semana Santa de Loja era poco realista. La Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas tuvo todo preparado para vivir un Miércoles Santo ilusionante. Se estrenaba la remodelación de su trono, del que destacan los ángeles pasionistas de sus esquinas. 

Dejando clara la situación, el cielo encapotado comenzó a descargar agua en el mismo momento de la salida. Aunque se barajaron opciones de acortar el recorrido, la directiva tuvo que decidir la suspensión de la estación penitencial. Ricardo Pelayo, Hermano Mayor de la Real Cofradía, defendió con emoción tal medida y se mostraba sorprendido por el color morado de las túnicas de los hermanos que bañaban el mármol de la Iglesia de la Encarnación. 

El Nazareno de Domingo Sánchez Mesa fue mostrado al pueblo de Loja en el portalón de la Iglesia Mayor mientras la Banda de Tambores y Cornetas Flor Entre Espinas interpretó de forma magistral varias marchas. También los tambores de la Cofradía rindieron tributo a su titular, al igual que la propia corría de la comitiva. Fue un Miércoles Santo reducido a la mínima expresión, pero lleno de sentimiento que se mantendrá hasta el futuro año. 

Si había un día donde se mantenía la esperanza de tregua meteorológica, ese era el Jueves Santo. Aunque la mañana fue lluviosa y el cielo amenazaba lluvia, las previsiones aventuraban un impase ventajoso para las Cofradías de este día. El Barrio de San Francisco contenía la respiración para ver salir a los sagrados titulares de la Capilla de la Sangre. No sin emoción, la Santa Vera Cruz comenzó el cortejo comandado por los Tambores Blancos. Tras ella, Jesús Preso estrenó su trono un Jueves Santo con los sones de la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús de Estepa. Rodeada de mantillas y mujeres de luto, la Virgen de los Dolores bajo de San Francisco con el acompañamiento de la Banda de Música de Loja. 

Aunque las previsiones adelantaban la no aparición de lluvia hasta la madrugada, la Cofradía decidió ser precavida y acortó el recorrido, sin que en esta ocasión se pasará por las calles del barrio de El Puente y se decidiera subir directamente a la Carrera de San Agustín. A pesar de ello, se vivieron los clásicos momentos del Jueves Santo, como es el golpe de los Incensarios en el Álamo Gordo. Especialmente emotivo es ver las primeras reverencias de los Incensarios Blancos, los propios de la Cofradía. 

El Preso y la Dolorosa de San Francisco regalaron preciosos tramos de recorrido gracias al buen hacer de sus horquilleros. La llegada a la placeta de El Puente o el paso por Tribuna y Carrera de San Agustín fue esperada por miles de lojeños y visitantes deseosos de vivencias cofrades. La comitiva se lució con sus titulares derrochando un trabajo de meses. 

La lluvia apareció tímidamente en la Carrera de San Agustín, lo que puso nerviosismo en el cortejo. Finalmente, no fue a más y la procesión pudo recogerse en su barrio con el fervor del mismo. La Capilla de la Sangre acogió de nuevo a sus veneradas imágenes con la alegría de haber podido salvar y vivir un Jueves Santo más. 

El Silencio aguantó a su horario habitual. El Santísimo Cristo de los Favores volvió a aparecer justo antes de la medianoche. La Cofradía decidió recortar el recorrido y no acudir a su paso por la plaza de la Constitución. Más de un centenar de Tambores Negros acompañaron al Crucificado. 

Como es habitual, espectacular cortejo visto en plenitud en la calle Tamayo. Emotivo paso por la Carrera de San Agustín con el golpe de los Incensarios. El cortejo volvió a su barrio con lleno absoluto en los alrededores de Santa Catalina. Mucha fe y peticiones al paso del Cristo. 

Amanecía un Viernes Santo más con la ilusión de siempre y mucha más esperanza. Aunque la lluvia se resistía a aparecer en el desayuno tradicional de las Hermandades, ya camino a la Ermita de Jesús asomó sus intenciones. Revoloteo habitual en el interior del templo del Mesón de Arroyo. Abrazos y besos por doquier, recordando el tiempo pasado y las raíces profundas. Cuantas miradas de fe y respeto en tan pequeño espacio. 

Pero el agua, al igual que en otros días pasados, dejó claro que no era el día esperado. Apareció de forma clara en el momento clave. Esto no dejó duda a los responsables de las tres Hermandades que decidieron con gran pena la suspensión. Emoción más que mayor la de Juanmi González, Sereno para toda Loja, que se estrenaba al mando de la Hermandad del Nazareno. Acompañado del consiliario, Enrique Ferrer, anunció la decisión a los presentes. 

La suspensión no cejó en la aparición de lojeños que querían despedirse de tan queridos titulares. No faltó tampoco la música reconocida del Viernes Santo, gracias al buen hacer de la Banda de Música de Loja. Los truenos y la lluvia posterior, que arreció con virulencia, dejó claro que la decisión fue más que acertada. 

Pendientes de las previsiones, y de un sinfín de aplicaciones innumerables, las Hermandades del Viernes Santo por la noche decidieron adelantar su salida a las 19 horas. Fue una medida más que acertada ya que todo preveía agua a partir de las 23 horas, como así fue. El Santísimo Cristo de la Salud comandó el cortejo con su cuerpo de tambores, que es numeroso. El Crucificado que expira rodeado de claves que brillan como la luz fue llevado con esmero y dulzura por su cuerpo de horquilleros. 

El muñidor del Santo Entierro mandó silencio en la comitiva del Sepulcro. Acompañado de un trío de música de capilla, el Cristo Yacente despertaba respeto dentro de una urna recuperada en su plenitud por la Hermandad. Como procesión oficial, se contó con la presencia de la mayoría de miembros de la corporación municipal. 

Anticipada por numerosas camareras, la Virgen de la Soledad hizo presencia con su grandeza. Precioso exorno florar e increíble tren de velas en su también inmensa candelería. Sus más de medio centenar de horquilleros volvieron a demostrar su buen hacer con marchas medidas de principio a fin. La Banda de Música de Loja acompañó el caminar de la Soledad. 

La comitiva recibió la reverencia de los Incensarios propios y de la mañana en la plaza de la Constitución. Reconocer el solemne paso por tribuna. Elegancia de todo el cortejo con respeto en cada tramo. Emoción en las marchas de los horquilleros y en los mensajes de sus postores. 

La procesión se desarrolló con normalidad hasta llegar al Barrio Alto. Fue en ese momento cuando las previsiones de lluvia se adelantaron y las Hermandades decidieron aumentar el ritmo y suspender el golpe de los Incesarios. La lluvia apareció en el encierro lo que obligó a ser rápidos en para resguardarse en el interior de la Iglesia de la Encarnación.  

El Domingo de Resurrección no hubo opciones de salida. Tras la Vigilia Pascual de la noche anterior, la Santa Misa recordó la victoria de la vida frente a la muerte. Con la presencia de las diferentes Hermandades y Cofradías de Loja, la Iglesia de San Gabriel, acogió al Resucitado frente a la lluvia. La Cofradía del Santísimo Cristo de los Favores fueron este año los encargados de llevar al titular. Fueron ellos los que pudieron disfrutarlo tímidamente con los sones de la Agrupación Musical la Fe de Granada. Fue el final de una Semana Santa marcada por la lluvia. 

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