Loja recupera esta semana su Teatro Imperial después de años de espera y no pocas vicisitudes que han ido frenando y ralentizando la recuperación del emblemático e histórico espacio escénico de la calle Real.
Desde que en diciembre de 2009 se firmara el convenio hasta hoy los lojeños han estado esperando poder contar de nuevo con este edificio y volver a tenerlo como referente de la actividad cultural y creativa del municipio.
Cuando en su día comenzaron los trabajos de las catas arqueológicas y geológicas previas a su recuperación, y que servirían para conocer el estado del subsuelo y la posible existencia de restos arqueológicos, pocos podían imaginar la larga espera.
Y es que entonces los expertos consideraron que se trataba de una zona de alto riesgo arqueológico, al estar ubicada en una antigua ciudad medieval junto a la necrópolis tardorromana de las Vinuesas.
No se equivocaron en sus predicciones y, efectivamente, en el subsuelo aparecieron unos restos nazaríes del siglo XV que, ahora, son uno de los grandes valores y atractivos que ofrece la restauración del Teatro Imperial, al haberse integrado dentro de la actuación, justo debajo del patio de butacas.
Hasta cuatro excavaciones de urgencia fueron necesarias en su momento, dos de ellas interiores y otras dos más exteriores, a las que se sumarían otros tantos sondeos geológicos, que sirvieron para determinar la existencia de estos restos arqueológicos.
Unas excavaciones que formaron parte de las medidas protectoras del casco histórico de la ciudad, recogidas en su correspondiente Carta Arqueológica y en la revisión de las Normas Subsidiarias y que contaron con la participación para su realización de estudiantes universitarios especializados en Arqueología.
Eso sí, el proyecto ha debido pasar por numerosos inconvenientes hasta el impulso final y definitivo experimentado en los últimos meses y que hoy es ya, por fin, una realidad.
CASI SEIS AÑOS DE OBRAS
Las obras se adjudicaron a la constructora Cyes en julio de 2010 y comenzaron en noviembre del mismo año, pero a primeros de 2014 el Ayuntamiento rescindió el contrato por incumplimiento de la empresa y tuvo que adjudicar la última fase a una nueva constructora, Azuche 88, que ha sido la encargada de concluir la reforma y es la que le ha dado al proyecto el impulso definitivo que necesitaba para que fuera una realidad.
Precisamente, la llegada de esta empresa murciana ha sido la clave. En ese sentido, el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Loja, Antonio Manuel Cobos, agradece “el esfuerzo realizado por Azuche 88 y los arquitectos que han venido a perder dinero”, señala literalmente.
Según Cobos, “esta empresa se pone a trabajar desde el primer día y en unos meses han conseguido sacar a flote una obra que, de no cumplirse los plazos, hubiera costado al Ayuntamiento tener que devolver los 5 millones de euros de los Fondos FEDER de la Unión Europea”, sentencia.
El último escollo, solventado estos días, ha sido el de la acometida de luz eléctrica. Un asunto que ha resultado “un auténtico calvario”, confiesa Luis Ramón Fernández, gerente de la empresa constructora, Azuche 88, que ha conseguido en apenas unos meses reflotar el proyecto. “Cuando el Ayuntamiento nos ofrece la posibilidad de terminar esta obra, nos encontramos con que llevaba paralizada bastante tiempo y sin terminar y decidimos asumir el reto después de varias reuniones con el propio consistorio y la Dirección Facultativa”.
EL TIEMPO Y EL PRECIO, UNA DIFICULTAD AÑADIDA
Según añade el gerente, se asume dicho reto con una dificultad añadida, que era el problema del tiempo y de los cortos plazos que había para finalizarla, así como la dificultad económica, ya que había un precio muy ajustado que no se podía modificar. “No era nuestro primer teatro, desde luego, ya que hemos hecho varios y tenemos una experiencia de 26 años en el sector de la restauración del patrimonio, por lo que era un reto profesional importante, así que nos pusimos a trabajar y a la vista está el resultado, que ha sido espectacular”. En ese sentido, Luis Ramón Fernández añade que “ha sido un placer trabajar tanto con la Dirección Facultativa, que ha demostrado su gran profesionalidad, como con el propio Ayuntamiento de Loja, especialmente con sus concejales de Urbanismo y Hacienda. Todos han cumplido y nos han apoyado y ayudado”.
El gerente de Azuche 88 insiste en el resultado del Teatro Imperial. “Ha quedado precioso y espectacular y ha sido resuelto magistralmente por la dirección facultativa y sabemos que se va a poner inmediatamente a disposición de la ciudadanía. Estamos convencidos de que va a ser un orgullo para los lojeños y para Andalucía en general”.
La recuperación del Cine Imperial de Loja ha contado con el apoyo de las Consejerías de Cultura y Obras Públicas de la Junta de Andalucía, que han aportado, en su conjunto y con Fondos FEDER de la Unión Europea, el 80% de la inversión global, de algo más de 5 millones de euros. El 20% restante ha corrido a cargo del consistorio lojeño.
La actuación ha afectado tanto al patio de butacas, como camerinos y el propio escenario, si bien se ha conseguido mantener la estructura original. Sobre todo, destaca este aspecto en su fachada, que se ha querido conservar, circunstancia esta que, sin duda, sabrán agradecer y apreciar los más nostálgicos.
LOS VESTIGIOS NAZARÍES, UN VALOR AÑADIDO
Desde luego, el edificio llama la atención porque permitirá la visita de los vestigios urbanos del siglo XV que han quedado al descubierto tras las obras, lo que le otorga un valor añadido y un aspecto singular. Y es que el Imperial es el único espacio escénico de Andalucía que incorpora bajo su patio de butacas restos nazaríes.
En cuanto a la utilización que tendrá a partir de ahora, hay que reseñar que las obras devolverán el uso teatral que, en contadas ocasiones, tuvo este edificio construido en 1945 y cuyos estucos de la fachada recuerdan al emblemático Cine Aliatar de Granada. En total, han sido 5 millones de euros en un proyecto que, tras una larga espera, por fin ve la luz y que en los próximos días, una vez que sea entregado al Ayuntamiento, será inaugurado oficialmente y comenzará su uso como espacio destinado a teatro y todo tipo de eventos del municipio. No será en principio, como antaño, una sala de cine, pues las proyecciones está previsto que continúen en el Auditorio del Centro Cívico ‘Adolfo Suárez’, donde desde hace unos meses y después de casi diez años, los aficionados al séptimo arte vienen disfrutando de películas de estreno cada fin de semana.
Con una capacidad aproximada de 250 butacas, el teatro crea un espacio próximo con el espectador con continuidad desde la grada a la escena. “Se busca una participación activa del espectador en donde el teatro sea un lugar donde se reconozcan las personas”, señala Rafael Soler, arquitecto granadino que ha sido la persona encargada de la redacción del proyecto. El teatro se distribuye en tres espacios: escena, patio de butacas y vestíbulo. Se trata de un proyecto social muy importante para Loja, pues introduce un uso cultural en un lugar histórico. Un pequeño bar, salas de ensayos, camerinos, aseos y vestuarios completan el proyecto de mejora.
Según señala Rafael Soler “la sensación espacial es muy grata, así como la calidad y calidez de los materiales empleados”. En ese sentido, ha añadido que “es un teatro que hemos cuidado mucho pensando tanto en la comodidad del espectador, como los actores y técnicos que van a trabajar aquí”.
UN TEATRO MÁS URBANO Y FUNCIONAL
Y es que, sin ir más lejos, las obras de restauración del Teatro Cine Imperial cuentan, según la dirección del proyecto, con unas calidades superiores a las existentes en el Auditorio del Centro Cívico, inaugurado hace un año. “Este será un teatro más urbano, de un nivel más teatral, con un carácter más de cercanía, aunque también podrá acoger cine si así se estima, además de la posibilidad de hacer conferencias y actos públicos, a diferencia del Centro Cívico, que está diseñado para actos más multitudinarios y cotidianos”.
Para el alcalde de Loja, Joaquín Camacho, poder contar a partir de ahora con el Imperial es un motivo de orgullo y satisfacción y, también, de tranquilidad por la finalización, al fin, del proyecto. “Cuando todos los lojeños puedan venir aquí a presenciar una obra o cualquier espectáculo, no sólo vendrán a ello, sino que además contarán con un gran valor añadido, que son los restos arqueológicos que se han encontrado, que podrán ser visitando también y contemplados por los espectadores”.
Joaquín Camacho ha destacado que “esta legislatura que está a punto de finalizar quedará para la historia por ser la que habrá conseguido pasar de no tener ningún espacio escénico adecuado a tener dos”, tras la referida apertura del Centro Cívico. Además, permitirá que Loja pueda entrar, a partir de ahora, en los circuitos teatrales y contar con un espacio en el que poder poner en valor toda la actividad cultural que demande a partir de ahora la sociedad lojeña.