Un ejemplo más de superación con el deporte como protagonista. Esta vez gracias a la Asociación para el Fomento y la Promoción del Deporte Inclusivo (AFOPRODEI) y con un joven lojeño como protagonista. Se trata de Curro, un pequeño de 11 años que, como es sabido, sufre una enfermedad degenerativa (distrofia muscular de Duchenne), consistente en un desorden progresivo del músculo que causa la pérdida de su función.
Y es que el pequeño ha podido realizar hace unas semanas el Camino de Santiago, junto a otras dos personas con discapacidad, en este caso junto a dos invidentes, el sevillano Emilio -a quien ya hemos visto en Loja en la Abades Stone Race- y Carmen, una coruñesa. Ellos han sido tres de los miles de peregrinos que han llegado durante este verano a Santiago de Compostela. Y es que la iniciativa de esta conocida asociación, ha permitido que Curro, quien ha estado también acompañado por sus padres, Paco Pérez y Paqui Espinosa, haya podido hacer realidad este logro.
El lojeño Curro, uno de los tres grandes protagonistas de la aventura necesita ayuda para desplazarse, la cual encuentra en una bici adaptada. Un medio con el que ya hemos tenido oportunidad de verlo en la Abades Stone Race, la prueba que se realiza en la Sierra de Loja. Y todo, gracias a Afoprodel, una asociación a la que también pertenece, entre otros, el lojeño José Antonio Lopera, presente también en esta aventura del Camino Santiago, junto a otros miembros de la asociación, como su presidente, Domingo Pérez o Manolo Méndez.
Como nos cuenta su madre, Paqui Espinosa, “a raíz de la experiencia del año pasado en la Abades Stone Race, que le gustó mucho a Curro, se habló un poco en broma del Camino de Santiago, y al final se ha hecho realidad gracias a la asociación y después de coordinarlo todo para poder llevarlo a cabo”.
Los padres de Curro se muestran muy satisfechos ante la posibilidad de que su hijo haya podido hacer realidad esta experiencia y se muestran agradecidos a la asociación por hacerlo posible. “Ha sido una experiencia maravillosa”, nos cuenta Paqui, quien añade que “el ambiente durante todo el camino ha sido muy familiar”.
En concreto, han sido ocho etapas y cerca de 160 kilómetros desde que se partió desde O Cebreiro el 17 de julio. Y es que, como añade la madre del pequeño, “todo se hizo con la intención de llegar el mismo día 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol, para darle mayor visibilidad a la actividad y a la labor que hace Afoprodei.
Tal y como destacaba al finalizar el recorrido el presidente de Afoprodei, Domingo Pérez, “quisimos demostrar que pueden peregrinar con ayuda, animar a que el Camino sea cada vez más inclusivo”.
Esta asociación tiene como objetivo ayudar a personas con alguna discapacidad para que puedan disfrutar del deporte y de las actividades al aire libre. “No solo nos centramos en la competición, queremos que cualquier persona pueda disfrutar de una caminata por el campo o de una ruta de senderismo”, explica Pérez. Y añade: “El Camino de Santiago encajaba perfectamente con nuestra filosofía, así también buscamos fomentar la normalización de las personas con alguna discapacidad en cualquier ámbito”.
Como coinciden en señalar tanto Paqui Espinosa como el presidente de Afoprodei, la principal dificultad que han encontrado ha estado en los albergues. “Tenemos que tirar de los privados, porque es donde podemos reservar. E incluso estos, muchas veces, no están adaptados”, dice Domingo Pérez.
La experiencia ha sido tan buena y satisfactoria para Curro que este mismo fin de semana va a afrontar otra aventura, junto a los miembros de Afoprodel. Nada menos que el Mulhacén espera al pequeño a lo largo de estos días. Otra oportunidad para demostrar que el deporte es, afortunadamente, cada vez más inclusivo para personas con alguna discapacidad, como Curro.