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martes, 18 de febrero de 2025

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Bonachera - Roscos de Loja

El Domingo Teoletero venció en su singular lucha contra los elementos

Si bien estuvo deslucido por el mal tiempo, el espíritu carnavalesco se impuso en el barrio Alto

Vicente Ortiz En Un Reciente Partido Del Loja. Foto: Miguel JÁimez.

Si Felipe II hubiese enviado a luchar a los carnavaleros lojeños en vez de a la Armada Invencible, no se hubiera producido la soberbia derrota que sufrió España ante los ingleses… Porque los aguerridos guerreros de la ironía, la risa y el cachondeo luchan y vencen hasta a los elementos. De eso dieron buena prueba ayer, 14 de febrero, en el Domingo Teoletero con el que se pone fin a la fiesta de Carnaval lojeña. Hay que reconocer también a otros luchadores que vinieron desde Salar o Marbella para unirse a los lojeños. 

Aunque un poco más mermadas las huestes, las que han acudido a la batalla festiva han vencido con creces. No le temen ni a la lluvia, ni a los granizos, ni al frío o el aire y ahí está el resultado. Un domingo caliente en lo personal, aunque desapacible en lo meteorológico. 

Aunque el comienzo de la fiesta estaba anunciado para las 13 horas, con el siempre esperado pasacalles, lo cierto es que el agua hizo imposible ese punto de arranque, siendo a partir de las 14 horas cuando los grupos carnavalescos fueron dándose cita en la carpa instalada en la plaza de Santa Catalina. Y ese fue el punto estratégico en el que se desarrolló el contenido oficial de la fiesta, si bien en los bares de la zona, así como en la Peña de la Orza, Horquillei o el local habilitado por la Peña los del Taco se sucedieron las actuaciones y la animación fue continua durante todo el mediodía y buena parte de la tarde, hasta el entierro de la Trucha.

No puede decirse que hubiese la misma animación que otros años, pero sí que hubo la suficiente como para que el Domingo Teoletero no pasara desapercibido, o lo que hubiera sido peor, que se suspendiera.

Y es que ni la Concejalía de Fiestas, según reconoció su responsable, José Manuel Sánchez, ni instituciones carnavalescas como los de la Orza, además del resto de grupos, estaban dispuestos a amilanarse ante el mal tiempo. 

Los encargados de inaugurar el escenario de la carpa fueron los alumnos del colegio Caminillo, con su agrupación “Los pinches verdes”, y a partir de ese momento fueron cediéndose las tablas seis grupos más de Loja, Salar y Marbella.

Y para poner el punto y final a tan atrevida jornada, las plañideras del barrio Alto, además de los deudos de Doña Trucha enfilaron el camino desde la cochera de la iglesia de Santa Catalina hasta el Caminillo, donde tuvo lugar el óbito de la mascota de la popular fiesta lojeña entre sinceras muestras de dolor por la despedida.

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