Que el carnaval de calle se vive de una manera muy especial y sigue siendo un referente de esta fiesta se pudo demostrar el pasado sábado con motivo del tradicional pasacalles y la posterior fiesta que se vivía en la carpa instalada este año en el parque de Los Ángeles.
Centenares de lojeños de todas las edades se echaron a la calle para celebrar un multitudinario desfile de disfraces y máscaras y de color, que impregnó todo el recorrido desde la Plaza de la Constitución y hasta su final, en la propia carpa.
Cerca de las 7 de la tarde, y después de llevarse a cabo las inscripciones y la concentración de los propios protagonistas, arrancó el pasacalles en la plaza de la Constitución, que estaba encabezado por las cuatro Ninfas del Carnaval acompañadas de su séquito, subidas en una carroza. Tras ellas un amplio cortejo de máscaras y disfraces de lo más curioso y simpático. Como siempre, en estos casos, la originalidad volvió a estar muy presente en los atuendos.
Se pudo ver casi de todo: trogloditas, personajes de la Guerra de las Galaxias, abejas, astronautas, fichas de dominó, maquinitas de chicles, sandalias de playa, huevos fritos, moscas, mimos, superhéroes, soldados… En definitiva, se pudo ver grupos de amigos de todas las edades, compañeros de colegio o de pandilla o familias completas en las que todos sus integrantes iban disfrazados.
Destacó la presencia de la banda de Música de Loja y de las diferentes agrupaciones de Loja, las que participaron en el concurso y las llamadas callejeras. Todas ellas iban cantando sus coplillas en diferentes puntos del recorrido hasta el parque.
El disfrute y la diversión se prolongó hasta bien entrada la madrugada en la carpa, que se volvió a llenar por completo, y donde la fiesta se prolongó varias horas más con la presencia de las numerosas máscaras y el concurso de disfraces y con toda la diversión de una noche a la que no había ningunas ganas de poner fin.
Y es que el carnaval tiene eso. Un encanto y una magia especial que hace que, llegados estos días, todos nos transformemos, nos pongamos la careta y salgamos a la calle a divertirnos y contagiar de esas ganas a todos los demás.