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viernes, 4 de octubre de 2024

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Bonachera - Roscos de Loja

Más de un centenar de horquilleros y una veintena de incensarios comandan el desfile del Martes Santo en Loja

Huerto, Apostolado y Esperanza recorrieron las calles del municipio en una cita con un tiempo propicio para el lucimiento de la comitiva que se encerró pasadas las 2:30 de la madrugada del Miércoles Santo

El valle se observaba desde las alturas bañado por una sabana luminosa sintomática de la puesta de sol. Desde el punto más alto del barrio más alto de Loja la estación de penitencia del Martes Santo se configuraba para salir. Algarabía de horquilleros rodeando la Ermita de San Roque. Idas y venidas de atuendos que sin esperarlo se reordenan en el momento preciso para conformar la comitiva. 

A las 19 horas, de forma puntual, y tras las entradas y salidas de sus tres corrías de incensarios, la cruz de guía de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, Apostolado y Nuestra Señora de la Esperanza aparecía en la fachada de piedra de la enjuta ermita. Tras ella más de una veintena de cofrades conformaban la concordia de tambores propia de la cofradía. Mientras tanto, con un halo de luz penetrando místicamente en el mármol del piso del templo, el postor del trono del titular cristífero comprobaba in situ la altura de sus horquilleros no habituales para ubicarlos en el lugar de trabajo. 

Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto aparecía rodeado de claves rojos. Obra del lojeño Pablo Morales, siendo la autoría del ángel del granadino José Antonio Martín, Jesús recibía el cáliz de su pasión. Con la estrechez peculiar de la ermita, el primer titular salió a la calle para ser acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores Flor Entre Espinas. Con mayor número de penitentes que en pasados años, la cofradía se lanzó a llenar la calle nueva de San Roque. Los conocidos como ‘niños seases’, con el cíngulo de Jesús y sus roscas en el pecho, entonaron tan premonitoria estrofa, “esto se hace en memoria de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo”. 

Poco menos de 40 jóvenes horquilleros participaron del Apostolado del Martes Santo. San Juan, San Pedro y Santiago aparecían recién despiertos y apesadumbrados ante la llegada del beso de Judas. Las tres imágenes son obra del sevillano Enrique Calero, que el pasado año realizó los otros apóstoles representativos que comandan el trono.  

La titular mariana apareció con el protagonismo de sus mantillas, muchas de ellas jóvenes. Nuestra Señora de la Esperanza, este año vestida por el hueteño Alberto Moreno, lucia radiante en tan especial jornada. Con la peculiaridad de su retirada del palio, algo necesario para posibilitar su salida, la Virgen sanroqueña comenzó su estación penitencial bajo los sones de la Banda Amigos de la Música de Huétor Tájar. 

El cortejo se extendió en la salida del barrio siempre con los primeros cantos y reverencias de los incensarios de ceñidor verde, azul y blanco. Primeros representantes de esta figura singular de la Semana Santa de Loja, disfrutaron de todos los movimientos que les facilitaba la comitiva. 

El paso por la estrechez del final de la calle nueva de San Roque y superar el túnel inferior de la Avenida de Andalucía siempre son momentos especiales en el transcurrir de esta cofradía. Fue diez minutos antes de la hora establecida cuando la cruz de guía llegó a tribuna. Allí, Manuel Molina Calvente, como consiliario de la misma, un representante de la Agrupación y el Hermano Mayor de la Hermandad del Domingo de Ramos, dieron la venía a la comitiva. 

Jesús acompañado de sus apóstoles llegó al unísono gracias al esfuerzo de sus horquilleros. Frente a tribuna, los tronos se giran perpendicularmente a ésta, los titulares recibieron la oración del párroco para continuar con el  regreso a su templo. La Esperanza llegó y se fue con algarabía de zona oficial. 

El desfile se disfrutó en la longitud de la Carrera de San Agustín y Plaza de la Victoria, con una nueva aparición de los incensarios. De ahí en adelante una dura subida de regreso les esperaba. Mención destacada merece el esfuerzo nada desdeñable de los horquilleros en la cuesta de San Roque.

Tras la despedida de las últimas corrías de incensarios los tronos se recolocaron frente a frente en la explanada aledaña a la ermita. Los postores, dieron las últimas órdenes con el golpe de tierra al hombro y de éste al cielo. Justo antes se despidieron los miembros de los tambores de la cofradía. Pasadas las 2:40 de la madrugada se vio la entrada de Nuestra Señora de la Esperanza, que ya espera a Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas en la que se desea sea una larga penitencia de Miércoles Santo. 

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