Con algunos días de retraso con respecto a pasados años, con la idea de esperar a la reapertura de los comercios tras el segundo cierre que sufren por la pandemia, Loja dio un año más la bienvenida a la Navidad con el encendido de sus adornos lumínicos. Como todo en este atípico 2020 el evento no fue multitudinario y se ciñó a un breve acto protocolario. Se trataba, con tanta austeridad, de evitar la aglomeración de personas. La ciudadanía en su mayoría siguió este momento a través de los medios de comunicación locales.
El breve acto, duró menos de 15 minutos, tuvo lugar en el Parque de Los Ángeles. En ese punto la empresa granadina Maral, que lleva varios años siendo la encargada de la iluminación artística lojeña, había instalado como novedad tres gigantes coronas de sus majestades los Reyes Magos de Oriente. El alcalde, Joaquín Camacho, y la concejala de Fiestas, Rocío Guardeño, se ubicaron entre ellas para comenzar con la cuenta atrás del encendido.
Antes del mismo, la edil pidió a los lojeños que, a pesar de todo lo que estamos viviendo, disfrutaran con ilusión de estas fechas y recordó que el retraso en la iluminación se hacía con la idea de contar con los comercios abiertos. Ortiz pidió que todos salgamos a disfrutar de nuestros establecimientos con responsabilidad. Animó la edil a comprar en Loja y deseo que estas luces permitan recuperar las ganas de vivir la Navidad como siempre.
Camacho enfatizó la importancia de los comerciantes y su labor. El regidor pidió a los lojeños que estén de lado de los comercios y hostelería lojeña. “Las luces navideñas demuestran ese apoyo a los comerciantes”, comentó Camacho añadiendo que a pesar de ello el gasto se ha reducido para lograr otras inversiones como la creación de un plan de empleo. En esa línea pidió a los lojeños que se tenga responsabilidad y sensatez a la hora de vivir estas fechas. “Que nada nos quite el disfrutar de la Navidad”, afirmó Camacho insistiendo en que con unidad todos saldremos más fuertes de esta situación.
Tras ello, el reidor llamó a algunos de los comerciantes presentes para que fueran los que dieran al botón de encendido. También se sumaron algunos pequeños que, aunque en menor número de pasadas ediciones, habían acudido con sus padres a ver por primera vez las luces navideñas. Con una escueta cuenta atrás Loja se iluminó de Navidad, quizás la más atípica que se recuerde.