Al final, no pudo ser. Los pronósticos meteorológicos se cumplieron y la lluvia impidió la estación de penitencia de la Santísima Virgen de los Dolores, en lo que debía ser el inicio, anoche Viernes de Dolores, de la Semana Santa lojeña.
A primera hora de la tarde comenzaron a caer los primeros chubascos que hacían presagiar todo lo peor. La lluvia no paraba, y la inquietud se adueñaba de los miembros de la hermandad servita que se concentraban en el interior del templo de Santa Catalina arropados de numerosos devotos, que también habían nutrido, instantes previos, la última de las misas de la tradicional Setena.
Pasaban escasos minutos de las 21:15 horas cuando su hermano mayor, Antonio Carlos López, comunicaba a los hermanos y al público en general la decisión de su junta de gobierno de suspender, irremediablemente, la estación de penitencia.
Este hecho dejó, como es lógico, caras de tristeza, lágrimas y resignación entre los hermanos, que vieron cómo se iba al traste la ilusión y las ganas guardadas durante todo un año. Loja no se quedaba sin Viernes de Dolores desde hacía ya dos décadas. Según comentaron miembros de la cofradía, la Virgen había salido a la calle los últimos 19 años consecutivos.
Los lojeños se quedan sin contemplar en la calle el estreno que había preparado la hermandad: una imagen de Santa Catalina Mártir para la capilla central del trono.
Ahora las esperanzas están puestas en el Domingo de Ramos, aunque también habrá que mirar al cielo para saber si la lluvia respetará o no. La previsión indica que la mañana estará pasada por agua, lo que puede afectar a la procesión de la ‘Borriquilla’. En cambio, puede que el cielo se abra por la tarde, para permitir la estación de penitencia de María Santísima de la Luz.