Horas frenéticas de trabajo en la residencia de mayores Nuestra Señora de la Misericordia con el fin de atajar el brote de la covid-19 aparecido el pasado domingo. Los profesionales sanitarios lojeños, al igual que los trabajadores del centro geriátrico, se han volcado para testar a todos los usuarios y al personal. Se han centrado, con especial atención, en cerrar el círculo de afectados para que el resto de usuarios puedan recuperar su día a día en la mayor brevedad de tiempo posible.
Este pasado domingo, gracias al seguimiento habitual del centro de salud y el coordinador covid de la residencias, se confirmó la aparición de un brote en esta dependencia, ubicada en la Avenida de San Francisco. En principio, se constataron 8 casos positivos por PCR de usuarios, además, de tres contagios detectados en trabajadores. Ante este panorama se decidió realizar test de antígenos a todos los empleados y usuarios. Con estas pruebas se ha llegado a contabilizar a 49 personas contagiadas: 36 usuarios y 13 trabajadores.
Desde el mismo domingo la dirección del centro informó a todos los familiares de los usuarios para tranquilizarlos ante la entrada del virus en la residencia. Los casos positivos han quedado recluidos en sus habitaciones, siendo dos plantas las que quedan en clausura. También se ha duplicado la atención de los residentes contagiados por parte de los sanitarios que los valoran en todo momento.
El presidente de la residencia, Joaquín Camacho, informó que hasta el momento no se cuenta con usuarios que tengan una especial gravedad, afirmando que los hay por ahora con síntomas leves. A pesar de ello los sanitarios valorarán en las próximas horas si alguno debe de ser hospitalizado dado su avanzada edad. También se cuenta con esfuerzo especial de los empleados de la residencia que ante la cuarentena de sus compañeros deberán de cubrir horas.
La división de los mayores por plantas se espera que posibilite el control del virus. Se insiste en que, en todo momento, se han llevado a cabo todas las medidas de seguridad estipuladas por sanidad y que incluso se instauraron medidas propias para evitar riesgos. La atención de los sanitarios locales, que en todo momento se encuentran pendientes de las residencias, está siendo clave para testar y controlar la evolución de este brote.