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sábado, 27 de julio de 2024

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La solemnidad de la procesión de la Santísima Virgen de los Dolores inaugura la Semana Santa lojeña

La Titular de la corporación servita recibe el fervor del pueblo de Loja durante su Estación de Penitencia por el barrio Alto y el centro histórico. La acompañaron las bandas granadinas del Despojado y de los Remedios 

Diego Gámiz Y Javi Del Moral En Una Acción Del Partido Disputado En Mijas. Foto: P. Castillo

La Semana Santa de Loja quedó inaugurada ayer Viernes de Dolores con la solmene procesión de la Santísima Virgen de los Dolores. En torno de las 21:15 de la noche, el repicar de las campanas de la iglesia de Santa Catalina anunciaba la salida de la Titular de la corporación servita lojeña, la más antigua de Andalucía, que recibió el fervor del pueblo de Loja por su barrio, el Alto, y por las calles del centro histórico. Fue una Estación de Penitencia repleta de momentos emotivos, con la sobriedad y la elegancia como protagonistas, y en la que el tiempo acompañó, a pesar de que el ambiente era algo fresco.

Gran cantidad de público presenció en silencio la salida de la Virgen, que estuvo acompañada por los sones de la Banda de Música de María Santísima de los Remedios de Granada, que se estrenaba este año en la ciudad. Mientras, el cortejo se extendía por la calle Santa Catalina, con otra banda granadina, la de cornetas y tambores de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras, a la cabeza. 

La procesión continuaba con las promesas de velas y las numerosas camareras de la Virgen ataviadas de mantilla. El grupo joven de la hermandad también tuvo su lugar destacado en el cortejo. Una veintena de niños lo integraban tras su propio banderín y sus propios cetros, este año de estreno. La Santísima Virgen, obra de José Gabriel Martín Simón tallada en 1936, lucía espléndida en su trono de caoba y plata. Su belleza se resaltaba aún más con un nuevo encaje de rostrillo, que estos mismos jóvenes le han regalado. 

La hermandad se lució en su barrio donde estuvo más de dos horas antes de llegar al centro histórico. La bajada por la calle Tamayo fue un momento especial al poder contemplarse todo el cortejo en su conjunto. No menos emotivo fue su paso por la plaza de la Constitución, en donde la Santísima Virgen fue mecida a los sones de la banda del Despojado, frente a frente, con el repicar del templo mayor lojeño de fondo. El recorrido llevaría instantes más tarde a la hermandad a pasar por tribuna oficial, que se producía con puntualidad al filo de la media noche. 

El encierro de la Virgen, un año más, estuvo cargado de emotividad. Las dos bandas granadinas ofrecieron de nuevo sus sones a la Madre de los Dolores. Primero la del Despojado, después la de los Remedios, que la despidió en la calle, a las puertas de Santa Catalina, con la conocida y siempre emotiva marcha ‘La Madrugá’. Una saeta desgarrada dedicada a la Virgen sonó después. 

Pero el Viernes de Dolores se resistía a irse. El público abarrotaba el interior del templo de Santa Catalina con ganas de más. Fue ahí donde se escuchó ‘Encarnación Coronada’, la marcha que no puede faltar al final de la procesión de la Santísima Virgen de los Dolores. Mientras sonaba, sus horquilleros, este año a las órdenes de Joaquín Ordóñez que se estrenaba como postor, hicieron un último esfuerzo alzando a su Virgen al Cielo. Era así como se ponía punto y final, pasados escasos minutos de las 1:30 horas de la madrugada, al tan ansiado comienzo de la Semana de Pasión lojeña. 

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