Lo inanimado se naturaliza. Lo vivo se recrea. Una suerte de bendita locura se extiende sobre todas las cosas, de la mano regeneradora de Germán Rama.
Piedras, bosques, fachadas, arquitecturas contemporáneas o clásicas, espacios, silencios clamorosos o ensimismadas voces, refugio, al fin y al cabo todas ellas, del hombre que desnuda y transforma su alma.
Esas y no otras son las claves del juego de luz, color y sonido que recorre la piel de los objetos entregados al travestismo artístico de la muestra “Homo Lumens” que acoge durante estos días el Centro de Iniciativas Culturales El Pósito de Loja.
El artista lojeño, que hunde sus raíces en las vírgenes aguas del río Frío, rezuma versatilidad, compromiso e investigación en las materias lumínicas capaces de crear sensaciones nuevas, diferentes a la faz tradicional del mundo que nos rodea. Y lo hace con intencionalidad, con alevosía y, en muchos casos, con una nocturnidad enriquecedora que, en su opacidad, acoge la plenitud del resplandor insurgente.
Desde hace años, que comenzara a intervenir con tan buenas razones sobre la fuerza natural del nacimiento del río Frío, en la localidad homónima, Germán Rama no ha cejado en su vertiente más experimental, habida cuenta de su dominio de otras disciplinas artísticas más tradicionales, y ha conseguido impregnar con su impronta las proyecciones que alteran la estática inicial de edificios, o de los rostros suspendidos de otras áreas del conocimiento.
Y lo hace diseñando para ellos nuevas texturas, una nueva piel tornasolada por su quimérica voluntad. Dibujos que van emergiendo frenéticos por entre las aristas detalladas de la piedra cincelada, tal como lo hizo sobre el renacentista conjunto de El Pósito. Contraposición de blancos y negros recorriendo más la idea que la materia de cacharros, puertas o filigranas agrupadas con precisión poética sobre la pared, el aire o el suelo.
Un debate permanente entre lo orgánico y lo efímero es el que plantea Germán Rama en su exposición-intervención que acoge el Pósito desde el 4 al 19 de septiembre. Con profusión de imágenes, de recorridos, de ensoñaciones hechas realidad o de realidades trasladadas al mundo de los sueños.
Técnica y arte a conciencia proponen y el espectador dispone, en un acto de comunión invocadora, como un dulce aquelarre simbiotico entre el creador y los seres de ese universo inédito.
Merece la pena encarar sus diatribas, merece aún más la pena embriagarse de su magia audiovisual y en todos los casos, abrir los sentidos hasta colmarlos.
La muestra “Homo Lumens (Site Specific)” responde a la invitación formulada hace unos meses desde el Área de Cultura del Ayuntamiento de Loja, para la que Germán Rama ha trabajado específicamente “in situ” durante más de dos semanas, a partir del previo planteamiento, estudio y producción de todas las piezas que la componen.