La relevancia de la Feria de la Tapa de Loja, dentro y fuera de la ciudad, es cada vez más notable, hasta el punto de que, ya en el día de arranque del encuentro gastronómico del fin de semana, pudo apreciarse el interés de los ciudadanos por vivir las sutilezas de estas “pequeñas grandes obras” del arte culinario. En esa línea, desde las primeras horas del mediodía se dieron cita por los 18 establecimientos hosteleros incluidos en esta edición, muchos hombres y mujeres ávidos de sorpresas sensoriales. La actividad de las cocinas, las barras y los comedores de los mismos fueron adquiriendo un bullicio y alegría muy superior a cualquier viernes, hasta el punto de que bastantes de dichos bares y restaurantes continuaron poniendo tapas de la Feria a altas horas de la noche, en horarios muy superiores a los habituales.
Entre las concurridas clientelas pudo observarse la presencia de personas foráneas, como es el caso de José Antonio y María del Mar que se trasladaron desde Granada para pasar la tarde y buena parte de la noche entre los lojeños. Ambos expresaron su sorpresa por la gran calidad de las tapas ofrecidas y a unos precios impensables en otras latitudes. Afirmaron haber venido expresamente para conocer la Feria de la Tapa, a pesar de no tener en esta ciudad amigos o familiares que les invitaran. No más tener conocimiento de la convocatoria, José Antonio y María del Mar siguieron los detalles a través de EL CORTO DIGITAL y afirmaron que la realidad había superado sus expectativas. Por último, aseguraron que les parecía una propuesta “genial” y que estarán encantados de repetir.
Una actividad que no se vio impedida el sábado a causa del mal tiempo, si bien es verdad que tal circunstancia restó público en los bares y ambiente en la calle.
El domingo, con un nuevo descanso pluviométrico, se advirtió por las calles de Loja a numerosos grupos de personas con el mapa de la ruta de la tapa en mano, guiándose entre las variedades y cualidades de los manjares gastronómicos.
ES así como las terrazas cobrarán además ese día un protagonismo especial, siendo muchas las personas que se enfrentaban a la tercera jornada de la feria con un poco de reposo, pues, no en vano, las jornadas iban haciendo mella entre los fervorosos seguidores.
En suma, puede hablarse de un nuevo éxito de esta exaltación de la primavera a través de los pequeños bocados que significan las tapas, con buenas críticas tanto de los lojeños como de los visitantes, con buena evaluación de los hosteleros y con una ciudad más animada durante todo un fin de semana.
Y, como no, el caviar, en cualquiera de sus presentaciones, fue un magnífico reclamo para que la cita adquiriera tal relevancia.