La sociedad granadina en su conjunto, partidos políticos, sindicatos, asociaciones empresariales, colectivos vecinales, instituciones y ciudadanos a título particular han ocupado las calles de Granada para reivindicar una solución urgente para la paralización del ferrocarril en la provincia. La población, harta ya de esperar tras múltiples promesas y fechas incumplidas, ha decidido que no se puede albergar más incertidumbres y pide al Ministerio de Fomento toda la información precisa sobre el momento actual de una obra que comenzó con polémica y continúa con graves lagunas sobre su desarrollo.
La línea Antequera-Granada, pasando evidentemente por Loja, lleva ya más de 500 días sin actividad, las vías están llenas de hierbas y el óxido se apodera de los railes. Es el signo de una situación que, en su lado más trascendental, afecta a multitud de personas que utilizaban este corredor ferroviario para sus desplazamientos hacia el resto de Andalucía y de España. Pero no sólo eso, sino que se está poniendo en liza el futuro del ferrocarril en esta zona de la comunidad andaluza, afectando también a provincias como las de Jaén o Almería.
El colectivo ‘Granada en marcha’ ha sido el impulsor de esta iniciativa que ha contado con el apoyo de ‘Marea amarilla’ y del resto de representantes ciudadanos así como de los principales partidos políticos. Todos menos el Partido Popular que se ha querido desmarcar de la reivindicación porque, en palabras de su portavoz en el Ayuntamiento de Granada, Rocío Díaz, no entendían el objetivo que podía tener esta manifestación llegándola a calificar como de “una foto más”.
A pesar de esta ausencia notable, unas 7.000 personas se han dejado ver recorriendo las calles de Granada desde la inutilizada estación de trenes en Andaluces, pasando por la avenida de la Constitución hasta llegar a Gran Vía frente a la sede de la Subdelegación del Gobierno en una marcha pacífica que ha durado poco más de una hora. Entre este número de asistentes pudo comprobarse una buena representación del colectivo lojeño “AVE sí, pero no así”, con su presidente, Gonzalo Vázquez a la cabeza e integrada además por el grupo municipal socialista, incluido su portavoz, Juan Francisco Mancilla, o el parlamentario socialista lojeño Miguel Castellano.
La manifestación tenía una idea común: reconectar Granada con Madrid y Barcelona por tren. Algo que no sucede desde el 7 de abril de 2015 y que no solo ha supuesto que el transporte de viajeros haya caído en más de un 80% para Renfe en la provincia granadina sino que ha repercutido también en Jaén y Almería que han ido perdiendo peso en el mapa ferroviario español desde entonces.
Por eso reclaman que mientras se soluciona el conflicto en la variante de Loja por la cuál están paradas las obras para la llegada de la Alta Velocidad a Granada, se retomen los trenes desde la capital granadina utilizando la línea de Moreda, Linares-Baeza para poder ir en ferrocarril hasta Madrid y Barcelona. Una solución que permitiría poder replantear el proyecto de Loja, la forma en que llegaría el AVE a Granada y redefinir el concepto de estación que debe tener la ciudad de la Alhambra para acoger una infrestructura de ese calibre.
Los técnicos avalan esa operación tal y como confirma el propio alcalde de Granada, Paco Cuenca, al afirmar que “no hacen falta obras porque la línea de Moreda se puede usar ya”. De hecho actualmente está en uso desde Almería cuya Mesa del Ferrocarril avala esta solución temporal. Aunque algunas voces señalan que la utilización de esta vía no podría ser inmediata ya que harían falta unas semanas para adecuar algunos tramos que permitiesen un uso adecuado de ella.
En cualquier caso lo que se pide es mayor atención para Andalucía oriental. Las mesas del ferrocarril de Granada, Almería y Jaén que el pasado 16 de septiembre se unieron para hacer frente común ante el Ministerio de Fomento, aseguran estar cansadas de que la zona este de Andalucía tenga unas comunicaciones ferroviarias tan precarias. Por ello avisan de que la de este sábado no será la única manifestación sino que se harán “todas las que hagan falta” para que esta zona de la comunidad andaluza tenga la conexiones por tren que reclama.
Otra de las reivindicaciones es que la Alta Velocidad llegue a Granada bajo tierra para evitar que se pierdan espacios para calles, zonas verdes, deportivas y comerciales que mejoren la calidad de vida de los vecinos de la zona. Pero no es la única.
Hay opiniones encontradas sobre lo que debe suceder con la variante de Loja. En ella hay muchas dudas después de que ACS, empresa que ejecutaba las obras en la zona, haya rescindido su contrato con ADIF tras no lograr cambiar la modificación del precio de la construcción al haber descubierto que la variante esconde muchas dificultades para la construcción de una vía para el AVE. Pues tras los sucesivos recortes en el proyecto para la puesta en marcha de este tramo, los técnicos no aseguran que se pueda utilizar la infraestructura existente para hacer pasar un AVE por ahí pese a que Fomento insista en ello. Y en este punto no hay consenso, unos consideran que hay que replantear el proyecto y otros que debe continuar hacia adelante para evitar que la demora de la llegada de trenes a Granada continúe.
En cualquier caso, como es sabido, la Asociación “AVE sí, pero no así” continúa reivindicando el paso por Loja a través del proyecto aprobado en su día y pendiente de ejecución que se extendía por la falda de la Sierra de Loja, en la conocida como Variante Sur y que prevé doble línea de ancho internacional, electrificada e incluye una estación AVE en el cruce de la A92 con la carretera de la Venta del Rayo.
En último lugar se solicita también que en el futuro se puedan utilizar servicios de ferrocarril de cercanías en la provincia de Granada tanto por Guadix como por Loja para mejorar también en ese sentido las comunicación por tren. Una solicitud que desde los colectivos defienden para evitar que se termine llevando a cabo un proyecto ferroviario que “afecte negativamente a todos en los próximos 100 años”. No obstante dejan claro que no son reivindicaciones partidistas, sino apolíticas y que en todo caso responden a “política de la ciudadanía”. Una ciudadanía que hace ya demasiado tiempo que no sabe lo que es subirse a un tren.