La delegación lojeña de la Asociación Nueva Cultura Solidaria mantiene en esta ciudad una intensa actividad desde hace tres años, atendiendo a más de 240 familias, usuarias a su vez del Banco de Alimentos.
Entre los objetivos de este colectivo está la recogida y suministro de ropa usada, calzado, artículos de bebé, recogida de tapones de plástico para la Asociación Alodam y otros menesteres todos ellos de carácter solidario.
En Loja, este grupo está nutrido por un buen número de mujeres y hombres, que a su vez forman parte de otros colectivos o confesiones religiosas. En ese sentido, cuentan con voluntarios del Banco de Alimentos, iglesia Católica, Evangélica, y otras personas a título particular. De igual forma, la Asamblea Comarcal de Cruz Roja de Loja deriva a Nueva Cultura Solidaria algunas personas con estas carencias.
En la actualidad, esta Asociación es la única que se dedica a estos menesteres tanto en Loja como en buena parte del Poniente Granadino, siendo por tanto vital su función social dadas las muchas familias con necesidades en el territorio.
Desde su nacimiento en Loja están haciendo el acopio y distribución responsable de los artículos en una cochera particular de pequeñas dimensiones, siendo preciso en este momento el contar con un espacio más amplio y que permita desarrollar el proyecto completo. A tal efecto se han dirigido al Ayuntamiento de Loja para tratar de obtener ayuda en ese sentido.
Según ha informado María Eugenia Bucheli, delegada de Asociación Nueva Cultura Solidaria en este municipio, pretenden avanzar en esta iniciativa hasta que llegue a generar empleo para los mismos usuarios, con lo que se trata de una acción emprendedora.
Tal como está establecido en el proyecto, como objetivo fundamental se trata de generar una actividad formativa que desemboque en la generación de empleo de las personas usuarias. Así, se las va formando en el reciclaje, mediante la recogida de ropa y otros artículos, su tratamiento y distribución de los productos, con muy buenos resultados hasta el momento.
Así mismo ya han comenzado a manufacturar cajas de almacenamiento, alfombras, puffs, cojines y la transformación de ropa, dándole un nuevo uso.
Las familias beneficiadas por esta iniciativa cuentan con la valoración previa del Banco de Alimentos, y consecuentemente de los Servicios Sociales municipales, por lo que no hay duda de que es una acción controlada y supervisada.
María Eugenia Bucheli relata con satisfacción que el carácter social del proyecto es fundamental y que incluso se percibe claramente el cambio de habilidades, actitudes y valores de algunos colectivos hacia una actividad más compartida y comprometida.
En un futuro cercano, este colectivo pretende poner en marcha un centro de distribución de estos artículos a cambio de donativos simbólicos, pudiendo acceder a ese “mercadillo” todo el publico que lo desee.