Año tras año y coincidiendo con el periodo establecido por la Junta de Andalucía para formalizar las solicitudes de escolarización para el curso próximo, vuelven una y otra vez los problemas que aquejan al colegio Elena Martín Vivaldi, antes conocido como Malagona.
Desde tiempo inmemorial, este centro presenta una serie de handicaps que desembocan en la paradoja de que en él sobren plazas y en otros colegios de la ciudad se sobrecarguen de solicitudes, si bien la delegación de Educación de Granada mantiene que el municipio tiene las plazas suficientes para acoger a toda la demanda.
El temor de muchas familias a que sus hijos sufran en su rendimiento educativo los problemas de este colegio les lleva en bastantes ocasiones a forzar matriculaciones en otros colegios, incluso de otras localidades, para lo cual y a veces se ven obligados a realizar verdaderos encajes de bolillo. Otras familias, sin embargo, aceptan la realidad y matriculan a sus hijos en el Martin Vivaldi, no sin que ello signifique aceptar unas condiciones que pueden mermar la igualdad de oportunidades de sus menores.
Los progenitores que han ido formando la Asociación de Madres y Padres de Alumnos Cervantes de este colegio, a lo largo de los diferentes cursos, han luchado siempre por equilibrar con el resto de la comunidad educativa lojeña los factores que inciden en una adecuada formación, siempre partiendo del reconocimiento del gran trabajo que han realizado y realizan los educadores del mismo. No obstante este empeño, las diversas iniciativas impulsadas hasta el momento no dan los resultados esperados y la actual junta directiva de la AMPA Cervantes vuelve a plantear a la sociedad lojeña sus inquietudes.
En ese contexto, hace unos meses, la junta directiva de la AMPA ha mantenido una reunión con la entonces concejala de Educación del Ayuntamiento de Loja, Leo Ruiz, en la que le planteaban la necesidad de encontrar soluciones efectivas. Más recientemente, el miércoles 10 de abril mantenían una reunión con representantes de todas las asociaciones de madres y padres, el alcalde, Joaquín Camacho y la nueva edil de Educación, Consuelo Bueno, como preparatoria de la reunión que tendrá lugar hoy 16 conjuntamente con la delegación de Educación. Y esa misa semana, el viernes 12 de abril mantenían un encuentro en la Delegación provincial en la que estuvo presente la propia delegada, Ana Gámez, así como el jefe de servicio de Planificación y Escolarización, Damián Montoro.
A falta de que se desarrolle la cita de esta tarde, “la verdad es que -a decir de las madres del Elena Martín Vivaldi- los resultados obtenidos hasta ahora no hacen vislumbrar una solución inmediata”, no obstante están abiertas a que puedan ofrecerse novedades de calado.
Aún cuando el asunto tiene unos perfiles que le hacen especialmente complejo, e incluso puede levantar ampollas en determinados sectores de la sociedad lojeña, la realidad obliga a que el problema tenga que “plantearse con rigor, seriedad y en el espíritu de que se normalice totalmente la situación”.
Partiendo de esas premisas, entre los problemas expresados por la AMPA Cervantes en todos los foros en los que participa, plantea que la existencia de alumnos pertenecientes a grupos sociales desfavorecidos provoca rechazo entre familias que deberían matricular a sus hijos en el colegio Martín Vivaldi, y eso hace que la proporción del alumnado perteneciente a minorías aumente y, con ello, un desprestigio injustificado del centro. Consideran que cuando un centro escolar entra en esta dinámica se genera una espiral de la que es difícil salir, y sólo puede modificarse con medidas que favorezcan una escolarización más equitativa.
Así mismo, estos padres y madres exponen que se aprecia una creciente conciencia ciudadana que acepta como normal estas situaciones de segregación y en el ámbito del día a día en la escuela, recuerdan que existe un alto porcentaje de alumnado con necesidades especiales de compensación educativa, que se produce desfase curricular de hasta dos años, o que los recursos humanos son escasos para atender al alumnado con esas necesidades especiales, a pesar de que el centro cuenta con una gran cartera de servicios y de unos grandes profesionales. Igualmente, entre los problemas expuestos, la tasa de absentismo escolar “a pesar de que se está trabajando mucho y bien en ese sentido” –aseguran los progenitores- sigue siendo alta. Y como uno de los principales argumentos para que se trate de buscar soluciones cuanto antes está el miedo a que el colegio se convierta en un gueto
Dicen ser conscientes de las dificultades económicas por las que se atraviesa en la actualidad, pero están convencidas de que un recorte en este centro tiene mucha mayor repercusión que en otro.
Consideran necesario que se aplique urgentemente un plan de medidas para reactivar el prestigio del colegio, para que en un futuro se atienda la demanda de escolarización y se anule la dinámica de segregación social generada en el ámbito escolar en el municipio de Loja y animan a que se adopten decisiones aunque puedan parecer difíciles o incomprensibles para algunas personas. Las propuestas que se analizarán en la inminente reunión son variadas y de diferente calado y dejan sobre la mesa un planteamiento y una pregunta: “si en la misma zona, a escasos 300 metros, hay dos centros, si el CEIP Elena Martín Vivaldi apenas tiene demanda, por lo que está perdiendo unidades, ¿se podrían unificar?”. En línea con ese planteamiento y ante el anuncio de que el colegio San Francisco podría optar a dos líneas educativas en las nuevas instalaciones que han de construirse, no consideran imprescindible esa segunda línea pues existe espacio más que suficiente en el Martín Vivaldi, aunque apoyan con todas su energías la mejora de los centros públicos. La cuestión queda abierta y esperan que sea tomada seriamente en consideración.