Es uno de los sectores más castigados por la crisis del coronavirus. Las empresas que se dedican a la organización de eventos y espectáculos están sufriendo las consecuencias de la pandemia. Empezaron el año con unas buenas perspectivas de trabajo para este 2020, pero el estado de alarma y las numerosas restricciones y medidas de seguridad sanitarias que han venido después han parado casi en seco su actividad. La gran mayoría de los eventos se han cancelado o pospuesto, otros se han celebrado a duras penas pero con condiciones a veces poco rentables.
El sector engloba en Loja a seis empresas, dedicadas, fundamentalmente, al alquiler de equipos de sonido e iluminación, organización de festivales, representaciones teatrales o a la animación musical o deportiva. Es el caso de Out Limit, Oh my god, Glam Eventos, FMD Sonido, AMC Audiovisuales y Animaciones Non Stop. Entre todas mantienen un elevado número de puestos de trabajo directos, pero también gran cantidad de indirectos que se derivan de su actividad. Hemos hablado con ellas para conocer la situación que viven, cómo les está afectando la falta de trabajo y las perspectivas de futuro que tienen.
Este 2020 se presentaba para estas empresas como un gran año de trabajo, pero con la crisis los eventos que se hacen casi se cuentan con los dedos de la mano. El verano les ha dejado algún que otro concierto privado, pequeños alquileres, o alguna de las pocas bodas que se han podido celebrar. Por ejemplo, AMC Audiovisuales ha tenido que cancelar 180 eventos. “Tenemos capacidad para hacer hasta ocho eventos por día y ahora sólo hacemos dos o tres a la semana. Eso para nosotros es nada”, lamenta Ángel García, uno de los propietarios de la empresa. Glam Eventos, que dirige Pablo Díaz, ha tenido que suspender la inmensa mayoría de obras teatrales que tenía para este año: “a mediados de febrero teníamos 170 cerradas, pero sólo hemos podido hacer seis”, explica. Y en la misma situación está Animaciones Non Stop, de José María Muñoz, que de los 80 eventos que hizo en 2019 había conseguido pasar a 150 en este 2020 “y sólo vamos a poder hacer un 2%”. Oh my god, que dirige Nacho Gallardo, tenía previstos grandes festivales musicales por toda Andalucía –todos cancelados- y Out Limit, comandada por Curro Cerrillo, no ha podido hacer en Loja, entre otros, los actos oficiales de la Semana Santa lojeña, varios eventos deportivos, o también conciertos y teatros.
La situación ahora mismo es de “parada total”. Están planteando ya los espectáculos para el año que viene, sobre todo para empezar en marzo o abril, pero no tienen nada seguro: su trabajo dependerá de la evolución de la pandemia. “Nuestros trabajadores están en ERTE y no sabemos qué pasará ahora. Parece que hasta finales de octubre hay algo de trabajo, pero no sabemos cuánto más nos podremos mantener”, afirma Ángel García.
Ante tal panorama, se encuentran asfixiados, porque no entran ingresos y las facturas hay que seguir pagándolas. “Los bancos no entienden de pandemias, los recibos siguen llegando todos los meses”, argumenta Ángel García, cuya empresa, como las del resto, tiene que renovar constantemente sus equipos para estar a la última en la tecnología. “Las inversiones que se hacen hay que seguir pagándolas. Ahora mismo el material está parado en el almacén, y allí no vale nada. Si necesito pagar un recibo, no puedo vender lo que tengo porque nadie lo va a querer”, afirma Nacho Gallardo. En la misma línea se expresa Curro Cerrillo, quien recuerda que tienen que hacer “grandes inversiones todos los años para ofrecer siempre lo mejor”, y Pablo Díaz, quien subraya que hay que hacer frente además “a préstamos, impuestos y salarios”.
Estas empresas piden ayudas concretas a los gobiernos. “Un poco de ayuda no vendría mal, porque la verdad es que nos han dejado un poco de lado”, opina Nacho Gallardo, quien además denuncia la “numerosa burocracia y papeleo” que deben cumplir los espectáculos. Más tajante se muestra Pablo Díaz, quien acusa a las administraciones de no dejarles funcionar. “Nos han tratado como a apestados y prácticamente nos han prohibido trabajar. Vamos a tener reuniones con el Gobierno central para ver hasta qué punto nos dejan funcionar”, explica el gerente de Glam Eventos. Un poco más optimista se expresa Curro Cerrillo, de Out Limit, “si llegan ayudas o se apoya al sector”, aunque alerta de que todavía “estamos esperando, porque o llegan tarde o no llegan”.
CULTURA SEGURA
Subrayan que sus eventos, que la cultura en definitiva, cuenta con toda la seguridad necesaria. Han implementado un protocolo anticovid y sus trabajadores se han formado. “Con la gran cantidad de medidas de seguridad que hemos adoptado es muy difícil contagiarse”, apunta Nacho Gallardo. “Los aviones van llenos, pero a nosotros se nos impide hacer eventos con muchas medidas de seguridad”, lamenta Díaz. Opinión parecida la de Nacho Gallardo, quien afirma no entender por qué el sector está tan castigado “cuando estamos cumpliendo mejor la normativa que otros sectores, por ejemplo los bares, donde no hay mascarillas ni separación”. Y en la misma línea se expresa Ángel García: “Nos han señalado desde el primer momento; nos podemos contagiar en cualquier lugar, en el metro o en reuniones familiares; el virus está entre nosotros y en cualquier parte”, sentencia. “Si se quiere, se puede”, considera José María Muñoz, quien añade que “hay que adaptarse a la nueva normalidad, los bares no pueden estar llenos de gente y los teatros y pabellones cerrados”. A pesar de ello, se muestra optimista: “se ve la luz al final del túnel, se está viendo que se pueden hacer eventos con medidas de seguridad”, afirma.
MANIFESTACIONES Y PROYECCIONES PARA PROTESTAR
Estas empresas lojeñas se han unido al movimiento ‘Alerta Roja, hacemos eventos’, que intenta dar voz a todas las personas que hacen posible la cultura y a todas las familias que viven de este sector. Convocados por M.U.T.E. (Movilización Unida de Trabajadores del Espectáculo), promotores, artistas, técnicos, empresarios y demás personas que de una manera u otra forman parte de él han llevado a cabo varias acciones de protesta en las que han denunciado el “abandono” que están sufriendo por parte de las administraciones. En el caso de Granada, el pasado 16 de septiembre se convocó una manifestación en la que participaron más de 600 personas –entre ellas estos lojeños- para reclamar medidas urgentes para poder sobrevivir a la crisis que padecen.
En el ámbito local, el pasado día 30 de septiembre la protesta se materializó con varios edificios iluminados y proyecciones de mensajes reivindicativos en el Monte Hacho gracias a la empresa Out Limit. Una original manera de dar la voz de alarma ante una situación que califican de insostenible.