La situación del pantano de Iznájar empieza a ser preocupante. La prolongada sequía ha hecho descender alarmantemente la capacidad del mayor pantano de Andalucía, que presenta una estampa nada habitual. De hecho, el agua embalsada es la más baja desde hace un década.
Así lo confirman los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), que señalan que el pantano se encuentra a casi un tercio de su capacidad (exactamente está al 37,31 por ciento). A fecha de 25 de julio, tiene embalsados 366 hm3 de agua, cuando tiene capacidad para 981. Con respecto a la semana pasada, ha perdido 16 hm3, un 1,63%.
Si estos datos se comparan con los registrados la misma semana del año pasado, la situación es más que llamativa. Está a casi 20 puntos menos de capacidad, ya que en 2016 por esta época el agua estaba a casi la mitad (un 56,37% exactamente). Son los datos más bajos de la última década. La media de los diez últimos años, por estas fechas, se sitúa en un 63,69%. Ahora el embalse está a casi 30 puntos menos.
Si la lluvia sigue sin caer con fuerza en los próximos meses –lo que es de esperar en esta época de verano- el panorama del embalse, que también baña tierras lojeñas por Ventorros de Balerma, puede ser aún peor.