¿Cómo una obra de más de 9 millones de euros de inversión queda en desuso en menos de 10 años? Esta es la pregunta que se hace el Ayuntamiento de Loja en relación al encauzamiento del Río Genil a su paso por el municipio. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, dependiente del Gobierno de España contempla un modelo hidrológico para el municipio que verifica caudales que casi duplican a los contemplados en su día para la construcción de este encauzamiento. Esto significa que para este ente, el Hospital, buena parte del Barrio de El Puente y el Paseo, son zona de flujo preferente del río, por lo que el desarrollo urbanístico de estas zonas queda en entredicho.
El Gobierno local tuvo conocimiento de esta circunstancia dentro de las gestiones para la adquisición de los terrenos para la construcción del nuevo recinto ferial, que se pretende ubicar en un solar en las inmediaciones del Puente Aliatar y Avenida de España. Dentro de las peticiones de documentación para cambiar el uso de estos terrenos, el Ayuntamiento recibió la información de Confederación de la situación de los mismos. Éstos sería zona de flujo preferente por lo que no se podría llevar a cabo la colación de ningún servicio en el mismo.
Ante tal situación, el Ayuntamiento de Loja contempló una partida de 15.000 euros para encargar un estudio al Departamento de Hidrología de la Universidad de Granada. Este estudio está ya muy avanzado y en pasados días responsables del mismo acudieron al Ayuntamiento para explicar algunos detalles de sus trabajos. El fin es debatir estos datos del ente estatal y lograr volver a los datos contemplados para el encauzamiento del Río Genil.
Joaquín Ordóñez, teniente de alcalde delegado de Urbanismo, es el encargado de llevar a cabo estas gestiones. Éste admite que es inexplicable que una obra que costó más de 9 millones de euros y que se llevó a cabo sin terminarse en 2010, no sirva a día de hoy. Además, cabe recordar que se entregó esta infraestructura a principios del año 2019. El edil afirma que este modelo hidrológico no solo afecta a Loja sino a otros municipios río abajo como Écija o Puente Genil y también río arriba como Villanueva de Mesía o Huétor Tájar.
Para Ordóñez no es comprensible que si en la construcción del encauzamiento se contempló un caudal de 1.790 m3 por segundo, según el periodo de recurrencia de avenidas que marca la ley, ahora se llegue a un dato de 2.800 m3 por segundo. Esto haría que se suponga que el río Genil supere los muros y escolleras construidas a ambos márgenes del río y por tanto en vez de ser una solución sean un problema de balsa del agua en barrios y espacios de vital importancia como el Hospital. Para hacernos una idea de la dimensión de este dato, Loja contaría con zona de flujo preferente desde la puerta de la Iglesia de San Gabriel a la calle de acceso al IES Virgen de la Caridad. Todo ello, además condicionado porque el agua no podría volver a su cauce debido al propio encauzamiento.
En el año 2010 se llegaba a la parte final de la obra del encauzamiento con la construcción del cuarto ojo del Puente Gran Capitán, actuación muy discutida. En ese momento se admitía que el encauzamiento posibilitaría que pasara el doble de la cantidad de agua que habitualmente lleva el Río Guadalquivir a su paso por Sevilla. Ahora, el dato que contempla la Confederación casi duplica ese, lo que cuadriplica el caudal que pasa por la capital hispalense.
Ante estos datos, Ordóñez entiende que es incongruente usar ese modelo por lo que afirma el Ayuntamiento se adelanta para cambiar esta situación que lastra el desarrollo de Loja y otros muchos municipios. Además, afirma que no de forma oficial, desde la Confederación se admite que esos datos no son ciertos pero son los validos según el modelo aprobado. El edil lojeño espera que con el estudio de la Universidad de Granada, que tiene experiencia en trabajos con este ente, se logre cambiar ese criterio.
En ese sentido, admite que el informe de la UGR va siendo positivo para los intereses del Ayuntamiento de Loja. “Vamos a ir hasta donde tengamos que ir para cambiar este modelo”, admite el concejal añadiendo que es fundamental para el municipio. Además, entiende que, de no cambiarse, habría que preguntarle a Confederación que hacer con los muros de hormigón de escollera que serían una presa que provocaría inundaciones inasumibles.