El AVE llegará a Granada en marzo de 2018. Es la previsión del Gobierno central, que en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2017 recoge una inversión de 126,7 millones de euros para culminar el tramo Bobadilla-Granada. Estas obras suponen el 53,6% de la inversión total del Gobierno en infraestructuras para la provincia de Granada, alrededor de 235 millones en total, aunque se aplazan para los próximos años proyectos capitales como la Variante Sur de Loja.
Las obras en Loja se retomaron recientemente y, según avanza la diputada popular Concha de Santa Ana, en los próximos días se doblarán los turnos para que el proyecto esté terminado a finales de noviembre, según el compromiso del ministro Íñigo de la Serna en su última visita a Granada. El AVE tendrá un periodo de pruebas, estimado en dos meses, tras lo cual los granadinos y lojeños podrán viajar a Madrid en 2 horas y 45 minutos y a Málaga en 58 minutos, según las previsiones de Adif. Granada, que cumple este viernes dos años de aislamiento ferroviario, tendrá que esperar todavía un año más para que los ciudadanos puedan volver a cumplir el ritual de las despedidas en el andén. Así que serán tres años sin que los trenes pasen por Granada, una vez descartada la reconexión por Moreda, que es el mismo tramo que utiliza Almería para su salida a Madrid.
“Hasta la fecha se llevan invertidos en torno a 1.400 millones en la línea de alta velocidad Bobadilla-Granada y, una vez que el AVE esté en Granada, se llegará a los 1.870 millones de euros”, afirma la diputada nacional.
En todo caso, la ejecución de la variante sur de Loja se planteará “una vez que el AVE esté en Granada”. El Gobierno anunció recientemente el comienzo de la redacción del proyecto, que está supeditado a que “el AVE ya esté en Granada”. Según los cálculos que maneja Fomento, este trazado acortará el trayecto de Granada a Madrid en “cinco minutos” y discurriría por la falda de la Sierra de Loja, paralelo a la autovía, para evitar un embotellamiento en el trazado que une Archidona con el municipio lojeño, por el que ya discurren mercancías y líneas convencionales. Es, junto al soterramiento, el gran caballo de batalla de plataformas ciudadanas como la lojeña ‘AVE sí pero no así’.