Las cifras iban subiendo, día a
día, como la espuma. Tres mil, tres mil quinientos, cuatro mil, cuatro mil
quinientos… Pero nadie podía esperar que la realidad desbordara todo
pronóstico. Nadie, ni los más optimistas podían albergar que todo un estadio de
fútbol se quedara pequeño para alojar a tanta gente.
Esa es la maravillosa realidad de
una tarde/noche que dejó sobre el césped del estadio Medina Lauxa muchas
lágrimas de alegría, mucha vitalidad, mucho ritmo, mucho latido del corazón,
mucha ilusión y tanta y tanta solidaridad.
Porque Loja ha vuelto a sonar con
nombre propio entre aquellas personas o aquellos lugares en donde la palabra
SOLIDARIDAD se escribe con mayúsculas, donde se labra en el día a día con tesón
y paciencia, donde se nutre del sentir de las personas, donde se vive en cuerpo
y alma.
Y en esta ocasión, el pálpito era
de color rosa. La plaza de la Constitución, la Carrera de San Agustín, las
avenidas de los Ángeles, de Pérez del Álamo y de España, hasta llegar a la
ciudad deportiva de la Joya era un remolino de luz y esperanza.
Cinco mil quinientas almas en
tropel, con un objetivo claro: luchar contra el cáncer y mostrar el apoyo y
calor humano a los enfermos y sus familias. Las miles de personas que
respondieron a la III Marcha Solidaria Contra el Cáncer. Las que con su gesto
altruista contribuyen, además, a aportar una cantidad de dinero modesta, aunque
grandísima en su valor, de varios miles de euros para la investigación que
ayude a prevenir o curar esta enfermedad, que de alivio a tantas y tantas
personas acuciadas por una naturaleza que corre destinos diferentes a los que
deseamos los seres humanos.
La asamblea local de la Asociación Española Contra el Cáncer, en
conjunción con el Área de Deportes y el de Salud del Ayuntamiento de Loja, volvieron
a elevar el listón y ni Anita Ávila, como presidenta local del colectivo
social, ni el tesorero de la Junta Provincial de la AECC, José Javier García
Montero, ni el concejal de Deportes y Salud, José Antonio Gallego, ni tampoco
el alcalde, Joaquín Camacho, podían, ni querían, disimular su emoción, su
asombro, su agradecimiento y su orgullo de este pueblo lojeño.
Pero, sin duda, quienes más
tenían el corazón en un puño eran los enfermos o las personas que sufrieron y
superaron este mal, y entre ellas, la responsable de comunicación de la AECC en
Loja, Isabel Pavón, quien resumía con sus lágrimas ese tsunami de
sentimientos al ser preguntada por el resultado de la convocatoria.
Antes de las ocho de la tarde ya
había centenares de “rosas” por la plaza de la Constitución, y no dejaban de
aflorar por todas las calles posibles hasta configurar un gran tapiz que se
extendió hasta la plaza de la Victoria antes ya de que se diera el pistoletazo
de salida.
El caudal se puso en marcha con
varias velocidades, dependiendo de las aptitudes de cada cual, y entre personas
grandes y jovencitas, así como de mascotas, se volcó todo su contenido en el
Medina Lauxa, donde una gran fiesta de animación duró hasta las once de la
noche.
Las estrellas apagaron durante
esas horas sus rayos para sumarse a la luz que manaba desde esta tierra lojeña.
