Jueves, 28 de Marzo de 2024
15/04/2021 | CARLOS MOLINA
Desireé Romero, trabajadora de la residencia de la Misericordia. FOTO: C. M.
Desde el principio de la pandemia las y los trabajadores de la Residencia de Nuestra Señora de la Misericordia hemos sufrido cambios a nivel personal y profesional. En este duro año hemos tenido días llenos de incertidumbre. Ninguno sabíamos cómo iba a afectar la COVID-19 tanto a los usuarios como a nuestras familias. Ha habido momentos de impotencia debido a lo que se ha vivido en el centro. En este tiempo hemos tenido muchas situaciones muy complicadas y duras. Tengo que reconocer que aún así hemos afrontado estas situaciones con la mejor de nuestra sonrisa para hacer que nuestros usuarios se sintieran bien y alegres. Les hemos acompañado en los momentos tan difíciles al no poder ver a sus familiares. Siempre hemos sido su apoyo y nuestro sentido para trabajar.
Desde las primeras visitas recuerdo como eran momentos agridulces ya que los usuarios veían a sus familias pero no las podían abrazar ni tocar. Eso les dejaba muy tristes. Ahora mismo nos sentimos más aliviados gracias a la vacuna y ya poco a poco vemos la luz al final del túnel. Tenemos más actos normalizados. Poco a poco volveremos a la normalidad, aunque sea nueva normalidad.