Lluvia de emociones, valores, principios, deportividad y ejemplos. No fue el agua, que de nuevo no quiso perderse la cita, lo que más pesó sobre los participantes sino el sinfín de sentimientos que se llevaban a sus hogares tras una mañana sencillamente única. El Club Mala Cara quiso desde el inicio crear una carrera que fuera mucho más que eso, y viendo lo vivido en la séptima edición está más que conseguido.
El retorno de la Abades Stone Race fue recibido por el municipio como agua de mayo o de final de octubre. Con las 750 inscripciones cubiertas y con un nuevo escenario de salida y llegada, se situó en la Avenida de los Ángeles, la carrera comenzó a regalarnos momentos desde el inicio. Las malas condiciones climatológicas de la madrugada hizo que la cita se retrasara media hora para comprobar que las indicaciones seguían bien situadas en la sierra. Con decenas de voluntarios aguantando heroicos en la montaña se inició con la salida de la prueba reina de 33 kilómetros y el senderismo.
Este año se reconstruyó el recorrido de la prueba principal contándose con tres duras subidas. El punto más elevado fue el Charco del Negro y la bajada más técnica la del paraje de Las Tamayas. El barro acompañó a los corredores durante todo el trayecto haciendo más dura la prueba. El senderismo contó con poco más de 11 kilómetros que posibilitó disfrutar de las nubes desde el paraje del Paso de la Burra. Una hora después se llevó a cabo la salida de la Mini Stone que constó de 15 kilómetros que llegó a los puntos altos cercanos a la zona de la Subestación.
Con tofos los deportistas en la sierra, las imágenes de esfuerzo y compañerismo se intercalaron con la roca lojeña. Reconocer el esfuerzo en la atención de los participantes con diferentes puntos de avituallamiento y la atención de ‘SOS CardioSport’. La niebla estaba muy presente, lo que hizo complicado seguir las banderas rojas que marcaban el recorrido. Los voluntarios se afanaron para que ningún corredor perdiera su rumbo.
Con barro, algunas magulladuras y mucho cansancio, los primeros valientes llegaban a meta. Desde entonces fue un cumulo de emociones. La solidaridad, este año lo recaudado va para el pequeño Dante, un niño malagueño que necesita un tratamiento especial para una enfermedad rara, se unía a la reivindicación del poder inclusivo del deporte. Se contó con hasta cuatro sillas adaptadas y tres barras para personas invidentes. Reivindicando esto, la primera en llegar fue Davinia Yepes que con el esfuerzo de su equipo apareció en meta con una gran sonrisa. Fue la primera en sillas adaptadas seguida de Paula y de Curro. Desde Lorca quedó en cuarto lugar Narciso.
Esa emoción quedó también reflejada con la llegada de las tres barras que participaron en la cita. Reconocer el ejemplo de Carmen, una invidente de Galicia que por primera participaba en Loja. Estuvo en la sierra lojeña más de cuatro horas luchando por completar el recorrido. Todo un hito dentro de unos guías que se estrenaban en ese cometido.
Otro ejemplo más de superación nos lo dieron Rafa y Diego. Los dos pequeños miembros de ‘Alodane’ completaron su primera prueba de senderismo. Su abrazo bien puede ser la imagen de esta carrera. Estos primos emocionaron a los presentes en meta al ver como disfrutaban de su hito. Sus familiares les acompañaron para que cumplieran todo un sueño.
Cada participante llegaba a meta como ganador, es lo que tiene contar con la empresa local Eventos Non Stop y un José María Muñoz que no deja que nadie deje de sentirse especial al llegar a los últimos metros. Los primeros senderistas fueron Isa Rubio y Pedro Sillero con un tiempo de poco menos de una hora y 50 minutos. El resto fue llegando poco a poco hasta aquellos que aparecieron tras cerca de las 4 horas.
El primer gran campeón fue el lojeño Juanma Peláez ‘Mechas’ que ganó la Mini Stone con un tiempo de 1:28:15. Emoción de este corredor que entraba con su hija en brazos señalando al cielo en recuerdo de sus seres queridos. El corredor lojeño destacó la dureza de la prueba y lo bien que se había sentido durante el recorrido. En segundo lugar quedó Fernando Pérez con un tiempo de 1:30:16 y en tercer lugar Mario Romeu con un tiempo de 1:30:20.
La Mini Stone contó en féminas con la victoria de Davinia Corrales con un crono de 1:43:51. La ganadora del Team Isla Sport reconocía que este año había decidido correr la prueba de menor distancia y que le había resultado muy atractiva. Corrales admitía que Loja siempre es un buen destino en las pruebas gracias a la acogida que se tenía. En segundo lugar quedó Begoña Fuentes con un tiempo de 2:02:07 y en tercer lugar Cecilia Jiménez con un tiempo de 2:03:52.
Los locales hicieron buenos tiempos en la categoría mini. Además de la victoria de ‘Mechas’, Javier Arco y Jorge Santana hicieron un buenos tiempos con tan solo 4 minutos por encima del campeón. En la categoría femenina destacó la lojeña Azucena Cobos con un tiempo de 2:05:19, María José Ripoll con un crono de 2:14:42 y Marina Nogales con 2:15:39. El equipo del Club Malacara, Atracón y Rocabury, fueron los más participativos.
La etapa reina buscaba nuevos líderes y los encontró. Por primera vez en siete ediciones un lojeño se hizo con el centro. Salvador Olivas materializó con éxito su participación con un tiempo de 3:19:08. El lojeño tuvo una lucha increíble con Manuel Jiménez pero la bajada hizo la diferencia teniendo una diferencia entre ambos de tres minutos. El corredor local se mostró muy emocionado por la victoria y destacó la técnica que imponía la carrera. Fue muy deportivo Olivas al afirma que lo más justo hubiera sido entrar junto con Jiménez a línea de meta.
En féminas fue Nuria Orta la ganadora con un tiempo de 4:30:52. La corredora admitía que el agua le favorecía en su recorrido y afirmó haberse sentido muy a gusto con el trato de la organización. Para ella es una de las últimas carreras de la temporada por lo que entiende las piernas estaban más cansadas.
En segundo lugar quedó Beatriz Gamero con un tiempo de 4:53:58 y en tercer lugar la lojeña Mercedes Pérez con un tiempo de 5:10:44. Pérez llegó muy emocionada al encontrarse con algunos de sus alumnos que la esperaban en la línea de meta. La lojeña reconocía que la bajada por Las Tamayas fue de lo peor de un recorrido que admitió más duro que otros años. A ella la acompañaron en el ranking local Beatriz Calvo con un tiempo de 5:24:21 y en el tercer puesto Sunsi Cuberos y Nieves Cuesta con un tiempo de 5:38:16.
La lluvia volvió a aparecer en la entrega de premios sin evitar el reconocimiento a los ganadores. Fue el momento de poner en valor una carrera que también facilitó la participación de la Asociación Española contra el Cáncer, la venta de langostinos solidarios de Apolo y la opción de disfrutar de la orientación con el Club Veleta. El Parque de Los Ángeles fue un punto de encuentro repleto de opciones solidarias. Allí estaba también una carpa de ayuda a Dante con algunos objetos a la venta. Una de sus familiares agradecía el apoyo dado por la carrera que ayudaría para poder llevar a cabo el tratamiento al menor.
Reseñar la apuesta por la carrera del Ayuntamiento de Loja, Abades, Apolo y Atracón, como patrocinadores principales. El concejal de Deportes, Antonio Campaña reconocía su alegría por recuperar esta ejemplarizante prueba deportiva. Todo el apoyo fue mostrado por Antonio Martín, director de Grupo Abades, que adelantaba que su idea es renovar el patrocinio y buscar nuevos objetivos.
Muy emocionado por el esfuerzo de tantos días se mostró el presidente del Club Mala Cara, Antonio García, quien con lágrimas en los ojos reconocía que todo esfuerzo merecía la pena al ver el resultado obtenido. García agradecía la labor altruista de tantos lojeños que aún con las condiciones adversas mantuvieron su apoyo, ya fuera en la sierra o en la zona de salida. El que la carrera se sienta como propia del municipio es una máxima que el presidente del club organizador cree que se debe de mantener.
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