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viernes, 19 de abril de 2024

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Bonachera - Roscos de Loja

El Gobierno local baja la tasa impositiva del IBI a niveles del año 2007

Es la tercera bajada de este gravamen en los últimos 4 años, con la que se busca mitigar la subida obligatoria de la revalorización catastral que se mantendrá hasta el 2022

Quedan escasos dos días para que el segundo plazo del pago del Impuesto de Bienes Inmuebles de este año cumpla y el debate sobre la alta presión fiscal que sufre el municipio vuelve a ser incipiente. En esa tesitura, el alcalde de Loja, Joaquín Camacho, llevó ayer a Pleno, y aprobó por mayoría de los ediles, una nueva baja del tipo impositivo de este impuesto. Es la tercera vez que lo hace en cuatro años siempre buscando mitigar el aumento de la segunda parte del impuesto que sí sube, la revalorización catastral. 

Explicar que el Ayuntamiento baja el IBI cuando los vecinos ven subir año a año su recibo es harto complicado. Cabe recordar que el mismo contempla la gestión de dos administraciones, por un lado, el Ayuntamiento de Loja que puede modificar el llamado ‘tipo impositivo’ y, por otro, el Catastro, que depende del Ministerio de Hacienda y que controla el valor catastral de nuestra vivienda. De esos dos, el consistorio baja su parte pero el Catastro sigue subiendo la suya, por lo que la bajada de uno solo mitiga la subida del otro. 

¿Por qué se produce esa revalorización catastral y hasta cuándo estará subiendo? Para responder a esta pregunta habría que irse al año 2013 cuando se obliga al Consistorio a llevar a cabo esa revalorización catastral que, además, se hace de forma masiva en todo el país. El objetivo que se buscaba en ese momento era poder regularizar por Hacienda aquellas edificaciones ilegales o irregulares para adaptarlas al margen de tener que pagar una tasa por infracción. En el caso de Loja, y dada la deuda elevada con la que contaba el consistorio en ese momento, además de tener viviendas por debajo de su valor, se le puso el mayor aumento, con el fin de que el Ayuntamiento tuviera solvencia para pagar sus deudas. 

Fue en ese momento cuando el Gobierno de colación entre PP y CPL, ante la subida sí o sí del impuesto, se acogió a la opción de ir haciendo ese ascenso en la revaloración catastral poco a poco en los siguientes 10 años. De no haber sido así, el recibo del IBI del 2013 hubiera sido más de 40% superior al del año anterior. Es por ello, que la subida del valor catastral se mantendrá hasta el 2022. 

¿Qué sucederá a partir de ese año? Dependerá de la decisión del Gobierno local de pedir un nuevo ajuste de ese valor catastral, ahora por encima incluso en algunos casos del valor de mercado. En el 2023 Hacienda podría aceptar esa propuesta de adaptación catastral lo que supondría una bajada ya si notable y apreciable por la ciudadanía. Además, se promete seguir bajando la tasa impositiva municipal durante el próximo año, lo que haría mayor ese descenso. 

Volviendo al IBI que se tendrá que pagar en 2021, el Ayuntamiento aprueba la bajada de su parte, pasándose del 0,71 al 0,68. En los últimos cuatro años se produce una bajada de la parte municipal del 15%, pasándose del 0,83 del año 2016 al 0,68 del 2021. Recordar que la tasa del 0,83 se mantuvo durante 4 años. Esta reducción mitigará la subida del próximo año, aunque eso no implique necesariamente, dependerá de cada caso, el descenso en la cuantía del recibo. 

José Barea, concejal de Hacienda, Economía y Administración Electrónica, explicó la evolución de la presión fiscal que sufre el municipio, afirmando que en todo momento están llevando a cabo una “gestión razonada y responsable” de los fondos del Ayuntamiento con la idea de reducir los impuestos y que el dinero fluya entra la población. La bajada del IBI afirmó que se hace con responsabilidad en tanto en cuanto se busca un equilibrio presupuestario que permita atender las demandas de la población. 

“El objetivo de la bajada de impuestos de este gobierno se va cumpliendo día a día”, afirmó Barea, añadiendo que la subida del valor catastral se va mitigando con ese descenso de la tasa impositiva. En cuanto al futuro, reconoció que la idea es conseguir bajar el IBI de forma considerable en 2023 gracias a la petición en ese año de la bajada del valor catastral. Barea entiende que ya se encuentran las viviendas por encima de su valor real por lo que esa petición deberá de ser aceptada. 

“Las ayudas a las pymes y autónomos también deben de ampliarse a las familias que en esta pandemia están viviendo momentos difíciles”, afirmó el primer edil, Joaquín Camacho, quien aventuró que es ahora cuando se debe de tener una línea social, al margen de que no haya inversiones que tengan que esperar. En ese sentido avanzó que el presupuesto del 2021 será encaminado a ayudar a las personas y que por ello se busca bajar los impuestos dentro de lo que les permite la ley. “La legislación es muy restrictiva y no me deja hacer lo que yo quiero”, llegó a asegurar Camacho convencido en que el municipio tiene una presión fiscal muy elevada. 

A pesar de ello, el regidor anunció que el Ayuntamiento hará todo lo que esté en su mano para mitigar esos impuestos por lo que la bajada de la tasa impositiva del IBI entiende va en esa línea. Camacho recordó como fue en 2013 cuando se tuvieron que acoger de forma obligada a la revalorización catastra, en unos años donde el Ayuntamiento se encontraba en bancarrota con una deuda de más de 27 millones de euros y 8,5 millones de euros en facturas sin pagar. Esa situación, afirma Camacho obligó a que el Consistorio se tuviera que acoger al mayor tramo de subida contemplada por el Catastro. 

Camacho aseguró que en 2023 se podrá volver a pedir a Hacienda la bajada de ese valor por lo que se comprometió a pedirlo y a seguir con la bajada de la parte municipal. El regidor aseguró que la parte del Ayuntamiento ya se encuentra en valores del año 2007, antes de la llegada de la crisis. “No tenemos la intención de recaudar por recaudar, entendemos que donde mejor está el dinero es en los ciudadanos”, comentó Camacho insistiendo en que la idea de su Gobierno es la de seguir bajando impuestos. Esa bajada, así como el desbloqueo de empresas con mucha deuda como Emuviloja y el avance en la ejecución de proyectos como el Centro Deportivo Urbano, el Parque Fluvial o el Recinto Ferial, se consiguen gracias a una buena gestión económica en estos últimos años. 

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