La Asamblea Comarcal de Cruz Roja de Loja empieza a recuperar su vida normal en el centro y a retomar todos sus proyectos ante la mejora de la situación sanitaria. Con mucha cautela y todas las medidas de seguridad que exige aún la pandemia, desde el Centro Social y de Atención a la Infancia ‘El Pinar’ están reanudando todas sus actividades de atención tanto a niños como personas mayores o personas con diversidad funcional.
Además del proyecto de promoción del éxito escolar, que arranca ahora el nuevo curso, y del que ya hablábamos estos días, la intención es retomar también otros programas, como es el caso de la cocina colaborativa.
Como ha destacado la presidenta de la Asamblea Comarcal de Cruz Roja, Salomé Rodríguez, “el proyecto de cocina colaborativa es muy importante para nosotros, intentamos empezarlo el año pasado pero lo tuvimos que dejar y ahora hemos vuelto de nuevo, igual que ocurre con otros proyectos, aunque todos no puedan llevarse a cabo al cien por cien debido a las restricciones”.
Hay que recordar, como ejemplo, que en el proyecto de promoción del éxito escolar “los niños antes merendaban aquí en Cruz Roja después de sus clases y era algo muy bonito, pero eso ahora mismo no lo estamos haciendo, así que lo que hacemos es dar lotes de alimentos a estas familias”.
En cuanto a otros proyectos, están los de formación, inserción laboral, así como la atención al público de trabajo social, de acompañamiento a mayores. “Todos estos ya están arrancando de nuevo -señaló la presidenta de Cruz Roja-, aunque todavía con medidas de seguridad y mucha cautela”.
En esa línea pidió más voluntarios para poder llevar a cabo todo, ya que dijo “son la base de todos nuestros proyectos, aunque también tenemos un equipo de técnicos que son, junto a los voluntarios, el esqueleto de nuestra casa y que entre todos intentamos ir generando a partir de pequeños granitos de arena, una montaña que se refleje en la sociedad”.
Al respecto Lola Muñoz añadió que “no necesitamos licenciados para nuestros proyectos, como es el caso de las clases que damos, sino cualquier persona que tenga tiempo para poder dedicar a estos niños, con los que buscamos evitar el fracaso escolar y que se puedan poner al nivel de los otros niños”.
Sobre el proyecto de cocina colaborativa Salomé Rodríguez añadió que “además de que sirve para dar de comer a muchas familias, también permite conocer qué se puede hacer con determinados alimentos, por lo que aprenden a hacer menús saludables y lo bonito de este proyecto es que las personas que se benefician del mismo, también participan y contribuyen”.
