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miércoles, 24 de abril de 2024

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Comerciantes y hosteleros de Loja reclaman ayudas ante un nuevo cierre que amenaza con su continuidad

Onda Loja Radio escucha las opiniones de algunos de los dueños de establecimientos considerados no esenciales que viven su tercer cierre de actividad y comprueba sus dificultades para no tener que cerrar sus negocios

Da igual que sea un comercio de ropa, una cafetería y o una tienda de material deportivo, el cierre de toda actividad no esencial hace mella en el sector comercial lojeño. Ayer se inició la primera de las dos semanas que al menos se cierra toda actividad no esencial en el municipio. Un término, el de no esencial, que duele a las familias que lo consideran todo lo contrario al ser el sustento de su día a día. Autónomos que se levantan cada jornada con el fin de sacar adelante un negocio que les permita vivir mes a mes. 

Onda Loja Radio testó ayer la opinión de este sector hablando con tres autónomos de nuestra ciudad. Comprobar cómo subsisten ante el tercer cierre obligado en menos de un año es lo menos que se puede hacer con estos negocios que llenan de vida el municipio. Todos piden ayudas a las administraciones que les obligan a cerrar e insisten en la injusticia de que tengan cero ingresos y los mismos gastos y obligaciones.

Un ejemplo de esfuerzo y valentía es el comercio Track, centrado en el mundo del deporte de la bicicleta. Este negocio lo puso en liza hace cuatro años una joven pareja lojeña y con esfuerzo han ido avanzando jornada a jornada. Bea Velasco nos comenta como viven esta pandemia y afirma que la incertidumbre es lo que más pesa. Tampoco entiende cómo mientras ellos se ven obligados al cierre, las personas pueden seguir con una vida relativamente normal hasta las 22 horas. Adaptarse a la situación con atención telemática también es otro de los aspectos que destaca como claves en esta situación en la que hay que seguir ingresando para pagar todo como si se estuviera normal. 

La hostelería sigue en el ojo del huracán de esta pandemia. Ya sea un restaurante, una cafetería o un bar, los cierres siempre les han perjudicado. Emilio Quintana, propietario de un reconocido establecimiento del centro de la ciudad, insiste en que esta situación es insoportable. “No es solo el pago a proveedores sino muchas cosas más las que hay que pagar”, comenta el restaurador. También afirma que se ha adaptado para seguir algo con el ritmo del negocio y reitera que son necesarias las ayudas de las administraciones. 

Los comercios de moda se ven doblemente condicionados. Es evidente que la ausencia de eventos les perjudica y ahora con el cierre se les niega toda posibilidad, máxime cuando llega San Valentín, una oportunidad de negocio. Arantxa Aguilera regenta una tienda de moda en el barrio de El Puente y destaca que todo está paralizado. Su deseo es que pronto baje la incidencia del virus y pongan eventos como comuniones que les permitan retomar sus negocios. Además insiste en que las ventas por internet también les hace mucho daño y que los lojeños deben de primar la cercanía de sus negocios. 

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